jueves, julio 15, 2010

Próxima parada...


Una vez más he echado a rodar el globo terráqueo y lo he parado con el dedo. Durante los últimos años me recreaba en la metáfora de manera ingenua, si acaso con una versión reducida del mundo, parecida al mundo conocido en la Antigüedad; más exigua todavía. Ésta es la primera vez que la experimento plenamente, pues el dedo no ha caído en Europa sino que ha decidido frenar el giro nada más y nada menos que en el sur de la India.




El hambre de ver con claridad es lo que lleva a las personas a viajar a lugares extraños.


Mis recuerdos. Rabindranath Tagore.


Evidentemente soy un ignorante respecto a la India. Todo lo que he leído –a excepción de lo citado- han sido referencias académicas del sistema de castas o de su religión. La mayor parte de las cosas que vea me sorprenderán y algunas me chocarán patentemente. De nada me servirá la interpretación materialista que Marvin Harris hizo del tabú de la vaca, ni la descripción de Louis Dumont de la sociedad india para ilustrar su holismo, cuando llegue a Bangalore. La vida, afortunadamente, adquirirá un sinfín de dimensiones y no se reducirá al ahimsa, al samsara y al karman. Así que es una oportunidad perfecta para, además de aprender astroestadística y de disfrutar de mi estancia en el observatorio de Vainu Bappu, tratar de absorber todas las impresiones que pueda, para macerarlas en mi interior a lo largo de los años.


Nos leemos a la vuelta.

4 comentarios:

La Primera Moderna de España dijo...

Hay gente que cuando emprende viajes a países exóticos y/o lejanos lleva abultados equipajes con cosas poco prácticas como insecticidas, mosquiteras, medicinas contra la diarrea, malaria, fiebre amarilla o la enfermedad de los tres locos, así como abalorios para los indígenas, y sobornos para las autoridades locales. Los burócratas de las oficinas espaciales soviéticas recomendaban a sus cosmonautas que cuando viajaran al espacio llevaran una única cosa en su equipaje: una cápsula de cianuro entre los dientes. Si pasa algo, sólo hay que incarle el diente y todo se acaba. ¡Pásalo muy bien!

Anónimo dijo...

Eso es, tras los pasos del Gran Alejandro.

Sufur dijo...

Namaste!

Anónimo dijo...

En dos palabras, ¡qué envidia!

Y en otras dos, empápate bien...