domingo, enero 14, 2007

La navaja de Occam.

Hoy me he despertado a las 11 y algo, con esa sensación perezosa que parece que envuelva tu cuerpo bajo una capa de bienestar, de paz, de la sensación de que todo está bien. Y sabes que en cuanto te levantes de la cama te esperarán sonrientes las ingentes cantidades de apuntes, las prácticas y los deseos de hacer las más inusitadas cosas con tal de no abordarlos. Uno de esos deseos fue precisamente el de levantarme.

Antes de acudir al reclamo de la ducha, me dio por mirar el móvil y ¡oh, sorpresa! Tengo un mensaje. Mi amigo Losa me había escrito a las 3:50am exactamente lo siguiente: “Lo guapo ye ke tamos hablando contigo… Y no de coña que ye lo jodío.”

Qué extraño. Lo primero que se me vino a la mente fue que aquellos bastardos habían conseguido clonarme al fin. Pero era poco probable que pusieran a prueba el experimento con mis amigos. Demasiado riesgo.

Quizá fuera una proyección holográfica, alguien que estuviera desarrollando un protocolo de relaciones humanas y haya elegido a alguien que se quedara en casa ese día. Pero entonces Losa tuvo que haberse dado cuenta del asunto, porque de lo contrario no me hubiera mandado el mensaje.

Podría ser un prototipo de la U. S. Robots, pero al argumento se le podrían poner las mismas pegas.

Podría haberse tratado de una suerte de telepatía. En esta época tengo la mente en tensión, susceptible y trabajando continuamente. Cualquier inestabilidad emocional podría traducirse en algo sorprendente. Como esa frecuencia que ralla progresivamente los cristales de las gafas y emito cuando leo, la empatía desmesurada o las fortuitas previsiones. Un acto del subconsciente, y ellos se darían cuenta de que en realidad estaba durmiendo en mi casa. O quizá hasta yo mismo se lo dijera.

El argumento anterior no me gustaba, pues suponía admitir mis poderes sobrenaturales y ya me costaron algunos traumas infantiles. Así que preferí descartarlo. Reemplazarlo por algo más impersonal, un hecho sin precedentes debido a un desgarramiento en el tejido del espacio-tiempo del multi-universo. Quizá un solapamiento de universos paralelos. Uno en el que salía y otro en el que me quedaba en casa. Quizá los deseos influyeran de alguna manera, como sugerí hace tiempo en aquel relato ininteligible, y el hecho de morirme de asco haya motivado la catástrofe espacio-temporal. O porque sí, ocurrió así por causas ajenas a mi persona. Mala suerte que me tocara, sin más.

Otra opción, la más viable a mi juicio, era la del viaje en el tiempo. Obviamente, de haber venido del futuro, éstos se habrían dado cuenta. No podría tratarse de un accidente. Si por fin hubiera desarrollado un prototipo de máquina del tiempo (¡seré un genio! ¡seré un genio! ¡chinchad!) no lo usaría con tanto riesgo en nimiedades como ver a mis amigos jóvenes. Habría venido para alertar de algo. O quizá establecer un ciclo necesario y establecido en la corriente del tiempo. De tener el mismo número de móvil (cosa que dudaría) quizá el mensaje llegara a uno de ellos aleatoriamente, como en la película Primer, con tal suerte de que apareció en el mío. O sea, en el yo de ahora. A lo mejor no se puede viajar con móvil en el tiempo, vaya usted a saber. Había otro punto a favor de toda la historia, mi decisión de no salir. De haber venido del futuro para encontrarme con mis amigos existiría el riesgo evidente de cruzarme conmigo mismo. Circula una teoría acerca de los viajes y las paradojas temporales: El Universo “conspiraría”, es decir, las leyes de la naturaleza determinarían una serie de causas y consecuencias que evitarían las paradojas, aún a costa de catástrofes inmensas. Por eso tendría que ser algo realmente importante para sopesar ese riesgo, o bien que se hubiera hallado una manera de conocer esas consecuencias con precisión.

El tema de los extraterrestres ni lo menciono.


Al final pregunté, y resultó que obligaron a un pobre tipo a hacerse fotos con ellos por la simple razón de que según ellos se parece a mí. La moraleja de hoy, niños, es que nunca os quedéis el fin de semana sin salir para estudiar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tampoco le obligamos, se lo pedimos amablemente jeje

Anónimo dijo...

¿Qué hace Losa con trozos de conejo sobre la cabeza y en los costados?

Leralion dijo...

Es evidente. Es un Losa PlayBoy.

Anónimo dijo...

Losa es un PlayBoy, no lo discuto pero no la fusión de un cubo azul con un conejito.