domingo, diciembre 10, 2006

No queda sino batirnos.

Cuando me arrastraron a ver la película de Alatriste pensé en aventuras, aceros, nobleza y todas esas cosas. Y las tenía, vaya. Y un vestuario espectacular. La pega fue que me resultó bastante incoherente. Más que una historia, la película conforma un muestrario de escenas de los libros que, al no haber leído, no supe siquiera identificar. Así que me dije: puedo quedarme con la opinión de que la peli es un coñazo, largo e incomprensible hasta la frustración; o puedo leerle los libros y dejarme de tanta chorrada. En fin, no os puedo engañar. Sabéis que soy un vago de cuidado, pero cuando te dejan el libro sobre el escritorio ya no te queda otra. Porque el escritorio lo tendré atestado de cosas, entre ellos pilas de libros –en sentido literal-, pero no en balde. Impresentable sí, pero lo justo. Y cualquier alusión fuera de lugar lo tomaré como una ofensa y habrá de ser resuelta en justa entre dos aceros.

Así que a medida que vas leyendo el primer libro, vas identificando cosas de la película. Pero ¡oh, sorpresa! Además las entiendes. Así que es un chollo esto de los libros, os lo digo yo. El argumento es interesante y consigue envolverte fácilmente. Mucha acción, significativo contraste con el último libro de Pérez Reverte que acabó sobre mi escritorio, La Carta Esférica. Pero sí que se aprecian cosas comunes, el estilo de Reverte es muy peculiar, a mi modo de ver. Consigue introducirte en el personaje, con el vocabulario adecuado, sin demasiados tapujos y, sobre todo, no describiéndote la época, sino escribiendo desde ella. Y eso está muy bien, coño. No te digo que escriba en castellano antiguo porque no me enteraría, pero usando las herramientas actuales te introduce en el contexto. Es tremenda su forma de enlazar la ficción con la propia historia. Para mí es lo mejor del libro. Eso y los guiños a los artistas de la época, que me parto con su humanización. Leer de las borracheras de Quevedo o el andaluz marcado de Velázquez no es algo que se haga a diario realmente.
Otra cosa a destacar es que ni el marinero Coy ni el capitán Alatriste son personas ejemplares. Nada del héroe ensalzado y altruista. No, no, si ya veréis que a vuestra edad ya es más fácil entender y sentir con las medias tintas que con los extremos.
La pega es que el libro no es una historia cerrada, sino sólo el principio. Como toda saga, tiene sus pros y sus contras. En varios libros hay espacio para desarrollar personajes, crecerlos y evolucionarlos. Pero te ves obligado a comprarte más y más libros. Aunque eso ya no concierne a la historia del capitán, sino más a su formato.

2 comentarios:

Leralion dijo...

Tienes suerte de que no sé borrarte, pavo.

Sveret dijo...

Ya te enseñaré...

Me alegro de que te gustara ^^