miércoles, septiembre 29, 2010

Ecologistas espaciales.

Fue con el anuncio de la nueva embajadora de Naciones Unidas para el Espacio en los telediarios que reflexioné sobre si debíamos hacer lo propio en el planeta rojo. Pero lo que me llamó la atención, más allá de la extravagancia del cargo en un momento en que muchos otros campos están sufriendo recortes, es la preocupación por lo que pueda ocurrir más allá de las fronteras de la Tierra. Algo pude intuir el año pasado, cuando asistí a una charla en la facultad de derecho, dentro del ciclo Una universidad, un Universo, donde se señaló la necesidad de cubrir legalmente los protocolos de actuación en el espacio y lo lenta que avanzaba la iniciativa europea. Sorprendentemente el enfoque de la picapleitos me interesó bastante y me dejó entrever una dimensión de aspectos –y sobre todo problemas, montañas de problemas- del asunto en los que, en el mejor de los casos, sólo había pensado vagamente.


Hace unas dos semanas se celebró en Madrid la IX Reunión Científica de la Sociedad Española de Astronomía y, entre muchas otras ponencias interesantes, tuve la suerte de asistir a una charla sobre la iniciativa Geoética. Llevada a cabo por un grupo de investigadores españoles de diversos centros y universidades, y respaldada por la Asociación de Geociéntíficos para el Desarrollo Internacional (AGID), pretende casi presentar o, al menos, hacer hincapié en dos conceptos que ya en Marte alimentaron debates desde el primer día: la geoética y la geodiversidad. La geoética, como indica su etimología, pretende abordar los aspectos científicos y sociales de la vinculación entre ética y geología. La geodiversidad ha sido propuesta en analogía con la biodiversidad. En esta línea, las políticas de protección planetaria buscan poner medios para evitar la contaminación biológica entre mundos –como en la propia Tierra, los organismos externos al ecosistema son potencialmente peligrosos por tener un efecto desestabilizador; en este caso ni siquiera se sabe si hay vida, lo que presenta una importante limitación a la hora de predecir consecuencias futuras- e imponer las medidas oportunas para que las naves espaciales no transporten visitantes indeseados tanto a la ida como a la vuelta. En paralelo, se comienzan a considerar los aspectos geoéticos, como la preservación de espacios o parques naturales en otros cuerpos del Sistema Solar o la preferencia por procedimientos de investigación menos invasivos. En concreto, estrellar una sonda contra la Luna para estudiar su composición no constituiría una de las alternativas más atractivas; y de no haber otra opción viable –la limitación económica suele jugar un papel fundamental- debería elegirse una región de poca importancia geológica (personalmente no acabo de entender del todo este punto) como lugar de impacto.


Cuando comenté todo esto con un amigo –de ahí el título de la entrada-, señaló que hablaba de ecologistas espaciales. ¿Cuántas áreas culturales acabarán por extender su influencia hasta el espacio exterior?

4 comentarios:

Luis dijo...

Geoética suena a la cara que se te queda cuando vas a Somiedo y lees el cartel que te dice que respetes a las piedras.

Anónimo dijo...

Je, al hilo de esto me acabo de acordar de una noticia que en su momento me escandalizó: al parecer, una empresa privada iba (no sé si lo al final lo hicieron) a mandar una sonda a la luna cargada de lo que la gente (que donara, supongo) quisiera meter, recuerdos, souvenirs, etc. y a estrellarla por allí, desperdigándolo todo.

Por si no tuviéramos vertederos suficientes, vamos...

Leralion dijo...

@Luis: A veces sí. Por eso digo que no entiendo muy bien eso de "lugares de interés geológico", porque todo depende de dónde coloquemos el límite.

@Miguel: Bufff, no tenía ni idea. Incluso siendo un inconsciente vería que, dado el precio que supone enviar cada tonelada de material al espacio, sería un desperdicio llevar sólo baratijas...

Generación Zero dijo...

Leralion en el blog de Generación Zero te hemos enlazado el tuyo.

Muchas gracias por colaborar en nuestra cuarta publicación!