Ben Counter nos trae el tercer volumen de la saga de la Herejía de Horus:
La galaxia en llamas. La herejía revelada. Tras los acontecimientos en Davin, el Señor de la Guerra ya es manifiestamente hostil con una buena parte de los guerreros de la Gran Cruzada, y qué mejor forma de comenzar su rebelión que eliminando a todos aquellos en su propia expedición que no simpatizan, aprovechando una revuelta en Isstvan III.
Una contribución bastante pobre que se veía venir dada la evolución de los dos volúmenes anteriores. De mantener esta tendencia, la cuarta entrega será totalmente insufrible. El texto está sobrecargado de combates y salpicado de situaciones demasiado oportunas. El relato se parece más a algo que se haya intentado malear hasta forzar que los acontecimientos coincidan con el trasfondo de 40K en lugar de limitarse a contarlo haciendo de él una novela interesante. Tanto la idea como el argumento están marcados, lo único que se había de hacer era destacar los dilemas de la Herejía, aprovechar la ambigüedad de puntos de vista tratando de relativizar la postura caótica, dramatizar los momentos en que hermanos se ven obligados a combatir, y profundizar en los misterios de la Disformidad. Han renunciado a todo eso en pos de un amplio despliegue de medios, diálogos vacíos y una guerra que no despierta el más mínimo sentimiento de angustia, por no hablar de los patéticos intentos por evitar que no sea así. Incluso se echan en falta los guiños a los aficionados que caracterizaban a las dos entregas anteriores. La Herejía de Horus era una saga que prometía, y que comenzó muy bien. Miedo me da cómo acabará.
En el cuarto volumen se espera la matanza de Isstvan V y las penurias de la Eisenstein en su carrera hasta Terra.
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