Aquél que dirige su mirada entre las nubes.
Aquél que no pierde la capacidad de sorprenderse.
Aquél insaciable con el mundo.
Aquél cuya sangre arde por sus venas.
Aquél ávido de experiencias.
Aquél que disfruta perdiéndose callejeando por cualquier ciudad.
Aquél que ha sabido rodearse de gente que merece la pena.
Aquél que, a pesar de todo, no se arrepiente de lo que ha hecho; y más importante: ni de lo que no ha hecho.
Aquél capaz de enamorarse de un lugar, de unas gentes, de sus fiestas o de sus plantas.
Aquél que logra expresar sus emociones.
Aquél que siempre vuelve a levantarse.
Aquél ansioso por asimilar, por hacer suyas las situaciones, aquél que se esfuerza por elaborar su propia interpretación.
Aquél que siempre busca superarse.
Aquél, es lo que yo llamo, un agradecido de la vida.
2 comentarios:
Veo que Madrid fue bien, ¿no? Me gusta la entrada de hoy.
Me voy a Barcelona, e intuyo tiempos de sequía literaria :(
P.D: La foto del fútbol no tiene precio, jeje.
esto ya me gusta mas; por fin un poco de alegria en todo este caos, ademas yo tambien estoy contenta, igual es verda eso de que todo se pega, ji.
aber lo que dura..
Publicar un comentario