En mi afán por invadir competencias siempre me he sentido atraído por la ropa. Me gusta tener sentido de la estética, quizá algo peculiar. Me gusta la ropa, que no ir a comprarla. Y siempre mantuve que la gama masculina era para variar bastante más simple que la femenina. Será ese gusto por lo opuesto lo que me hace orgulloso de mi sexo, o que en el fondo soy un simple. En fin. Que me gustan las rayas –siempre y cuando estén lo bastante separadas y no combinen ciertos contrastes que me marean-, los vaqueros holgados y los playeros bonitos, cómo no. De hecho, hablando de playeros un día con una colega ambos coincidíamos en que el calzado en un pie pequeño siempre es más bonito que en un número grande, mantiene las formas. Y yo no tengo el pie grande, digamos, pero tampoco lo tengo digno de los dibujos de anatomía de un genio del Renacimiento. Así que… ¿por qué tengo que poner esos endiablados calcetines lisos, sosos y monótonos? Al fin y al cabo no veo que haya mucha diferencia entre el pie de una mujer y el de un hombre, salvando el tamaño que no necesariamente.
2 comentarios:
Yo tengo unos de lunares que molan pila.
viva las rayas que chulas quedan siempre!!!!!!
Publicar un comentario