miércoles, junio 27, 2007

Mercaderes del Espacio.

Hoy he encontrado los comentarios que escribí hace algo más de dos años para la asignatura de Física en la Ciencia Ficción. Les he echado un vistazo y se pueden leer, así que me ha parecido interesante ir colgándolos en el blog. Además de pequeñas reseñas de lecturas, en ocasiones se pretende mostrar explicaciones ¿realistas? sobre ciertos aspectos aparecidos en la novela de turno, a menudo arrastrándonos lejos de la temática o el propósito del texto. Por ello quiero advertir al lector paciente que en las entradas que respondan a estas etiquetas podría encontrarse con algunos spoilers de libros, de los que posiblemente no quiera enterarse hasta haberse leído la obra. De todas formas intentaré avisar cuando ocurra esto.

El primer comentario que voy a colgar será el de Mercaderes del Espacio, de Frederik Pohl y C.M. Kornbluth. Un libro corto pero intenso. No le falta acción a lo largo de toda la trama y los diversos entramados aportan la dosis suficiente de intriga para seguir leyendo. La historia nos sitúa en un mundo devorado por un capitalismo extremo, en el que los valores actuales han sido reemplazados por un peculiar carácter moral de las ventas hasta el punto en que romper un contrato de trabajo sea un delito más grave que el homicidio. El protagonista, Mitchell, padecía esta versión del mundo desde la cima, como director de publicidad. Un conjunto de moralidades, competencia y triunfos a favor de sus ideales. Un desgraciado accidente - expuesto de tal forma que da muchos puntos a la lectura- le permite quitarse la venda y observar la otra visión: el mundo desde abajo. Todo por lo que luchaba empezó a desmoronarse y los llamados consistas ya no eran para él locos o inconformistas irracionales. Sin duda, una obra de carácter psicológico que nos muestra la relatividad de nuestros valores y cómo éstos pueden cambiar de manera drástica sin que la gente haga aparentemente nada. Pretende además ser una crítica, una advertencia, hasta dónde nos puede conducir una extrapolación de la sociedad de masas.
(Spoilers)
La sociedad de consumo es la que premia. Grandes masas movidas por las grandes compañías multinacionales. Los anuncios se encuentran por doquier, allá donde se fuera, en los lugares más inverosímiles. Se aplican prácticas de marketing, digamos, poco éticas; como puede ser incorporar sustancias en los ingredientes de los productos que provoquen adicción en el consumidor, o innovadores sistemas como proyectar los anuncios directamente en la retina.
Particularmente, este último me llama la atención. ¿Cómo podríamos proyectar algo directamente en la retina, sin que sea visible en el sentido convencional? El ojo deja entrar la luz del exterior que se refleja en los diversos humores y se proyecta adecuadamente en la retina, donde la información es conducida por el nervio óptico e interpretada en el cerebro. Como inciso, comentar que hace unos días he tenido la suerte de haber leído un artículo precisamente sobre los mecanismos de interpretación de la visión y parece ser que la retina desarrolla una función mucho más compleja de lo que habíamos imaginado. Al parecer han encontrado -estudiando retinas de conejos- que las células de éstas no captan información de forma directa sino que se elaboran una docena de algo parecido a proyecciones o vídeos, cada una orientada a percibir características determinadas como bordes, movimiento, sombras, etc. No obstante, si el objeto no es visible significaría que tendría el mismo índice de refracción que su medio, por lo que la información proyectada en la retina haría que no pudiéramos verlo: sería transparente. Así no arreglamos nada. Sólo cabe pensar, pues, que el objeto no ha de existir. Pues de existir y ser, para nosotros, transparente, la información obtenida sería equivalente a que el objeto no estuviera. La única forma que se me ocurre de que se proyecte una imagen directamente en la retina (en apariencia) sería estimulando de algún modo el sistema nervioso, haciendo que interprete erróneamente la realidad humana.
La otra opción, bastante más viable a mi juicio sería montar un sistema mediante el cual un objeto escondido se reflejara en diversos puntos, de forma que en cierto lugar la radiación coincidiera con la apertura del ojo. De esta forma se engañaría a la vista y verías cosas que, en realidad, no están frente a ti. Debido a la diferencia de alturas de las personas, el sistema debería cubrir una zona que permitiera experimentar la ilusión óptica a la mayor parte de la población. Una suerte de hologramas.

Otro aspecto a analizar es el hecho de que se situara en Venus el mercado del futuro. Todo en esta novela se desarrolla en torno al mercado. Quizá el motivo de que Venus sea el primer planeta en explotar se deba a ser el más cercano a nuestro planeta. En la novela se nos presenta el planeta con una atmósfera hostil. Se dice de ella que está compuesta de formaldehído puro... como para embalsamar a cualquiera. La fórmula del formaldehído es H2CO. Realmente es peor de lo que se muestra en la novela, pues la atmósfera de Venus es muy caliente y densa. No podríamos respirar el aire, su peso nos aplastaría y sus temperaturas derretirían el plomo. Está formada fundamentalmente por dióxido de carbono aunque también tiene nitrógeno, monóxido de carbono, argón y dióxido sulfúrico, en mucha menor medida. Además nubes de ácido sulfúrico cubren completamente el planeta (en la novela se dice que Venus se ve como un torbellino amarillo desde arriba y que la luz que consigue atravesar la atmósfera se muestra anaranjada, castaña y muy brillante). De hecho, la luz del día sería de color amarillento brumoso y de intensidad comparable a la de la Tierra en días nublados, y ésta se mantendría unos dos meses terrestres (que es lo que dura un día en Venus). Ello supone un fuerte efecto invernadero pues la energía debida a la radiación capaz de penetrar en la atmósfera no es capaz de disiparse más tarde salvo en calor. Una trampa de energía que hace de la superficie de Venus uno de los lugares más calurosos del Sistema Solar. Tener en cuenta además la presión atmosférica. La columna de aire sobre un ser humano en la superficie de Venus pesaría 90 veces más que la de la atmósfera de la Tierra, a la que estamos acostumbrados.
El hecho de que sea Venus, y no la Tierra, el planeta que posee una atmósfera caliente y densa se conoce como el fenómeno de Ricitos de Oro. Pues de igual modo que Ricitos de Oro encontró el guiso indicado, la Tierra posee las condiciones favorables para la vida. Todo es debido a la distancia de los planetas al Sol. Ésta es idónea en la Tierra para contener agua líquida, mientras que en Venus, al ser más corta, el calor hace que el agua permanezca evaporado dentro de la atmósfera, donde reacciona formando compuestos con el azufre. He ahí la razón de la atmósfera densa.
Cabe destacar también que la temperatura de la superficie se mantiene casi constante durante la larga noche, esto es, pues, que no existen cambios significantes de estaciones.
En la novela se comenta también que la energía de Venus es superior debido a su cercanía al Sol. Se manifiesta con calor y agrupaciones moleculares nuevas a gran rapidez. Con ello se pretende explicar el clima del planeta: los fuertes vientos y las tormentas eléctricas, pese a no haber agua. En realidad se sabe (al menos se cree) que no hay agua en Venus. Una sonda norteamericana, lanzada a la atmósfera de Venus en el año 1978, encontró cierta evidencia de que pudo haber existido vapor de agua en la atmósfera de Venus, aunque ahora casi no queda rastro alguno en el planeta. Sin embargo, la ausencia de agua no implica la ausencia de clima. Se han observado fuertes relámpagos en la superficie de Venus y posiblemente las nubes de ácido sulfúrico originen lluvia o neblina.
Otro hecho del clima de Venus significativo en la novela son los vientos a gran velocidad que se describen. En realidad se pueden observar vientos de nivel superior que rodean al planeta a unos 360km/h. Recorren todo el planeta, en casi todas las latitudes. Sin embargo, podemos esperar por el seguimiento del movimiento de las sondas descendientes que, a pesar de estos vientos de nivel superior, mucho más de la mitad de la atmósfera de Venus próxima a la superficie está estancada. Debido a la densidad de la atmósfera, se esperarían vientos de 3 a 18 km/h. De ahí que la imagen que pretende vender la novela de Venus como un lugar cuyos vientos alcanzan los 800km/h no parece muy verosímil. Por ello, las posibilidades de obtener electricidad aprovechando la energía cinética de la atmósfera, que barajaban en las secciones de la Fowler Schocken, se reducen considerablemente.

Otra parte que llama la atención de la novela es la exposición de los motivos considerados para enviar una nave tripulada con un enano. Se habla del problema de las provisiones para un largo viaje y parte de que un hombre consume en 80 días 12 veces su peso en comida. Si consideramos el peso medio de unos 90 kilogramos (pues en el libro se dice que O’shea con sus 30 kilos pesa un tercio de un hombre normal), haciendo un sencillo cálculo, tenemos que un hombre debería consumir, según eso, 13 kilos en comida al día. Incluirá los líquidos, digo yo.
Lo peor de todo era el espacio que ocuparían las provisiones, además de su peso. La solución, pues, era usar a un enano de 30kg. Se dice que O’Shea consumía un tercio de comida y respiraba un tercio de oxígeno, lo cual es razonable si pensamos que, según la ley de las proporciones, todo varía en la misma proporción (pues son magnitudes que supondremos dependen del volumen).
Por otra parte cabe pensar en los problemas que tendría un cuerpo tras permanecer 80 días embutido en un traje sin moverse y realizando las funciones básicas de manera asistida. Al volver a la Tierra sus músculos estarían realmente entumecidos y su organismo tardaría tiempo en acostumbrarse a una vida normal. Por no decir los problemas con los que se encontraría en Venus, ya mencionados.

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