Voy a enseñarte a volar, niña Wendy. Ven, cierra los ojos, tiende los brazos, respira muy hondo por la nariz, salta hacia el norte, busca tu estrella... Seré tu hermano volador, tu antipadre; vamos a irnos juntos como globos errantes, como meteoritos ascendentes y perezosos, con el viento de lo alto despeinándonos cariñosamente como si fuese la mano brusca y tierna que el héroe, desde su caballo, pone sobre la cabeza del niño que le admira al pasar. Subiremos, Wendy: ¡no hay nada como volar! Y reiremos, reiremos, porque la risa es el combustible de nuestro vuelo, la propulsión que vence a la gravedad de lo imposible. Para volar, hay que dejar de ser graves y reír...
Es un fragmento de Criaturas del aire, de Fernando Savater, que he leído en un folleto publicitario de la Fnac.
Los niños de Marte también volaban...
1 comentario:
que bonito eso de ue la risa es el combustible de nuestro vuelo, tiene bastante razon.... un beso!!!
muy currao el blog!!!
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